Estamos programados para amar y pertenecer. Forma parte de nuestro ADN.
Carlos Fraga define al AMOR como atención y tiempo. En la práctica, a aquello a lo que le dedicamos (verdadera) atención, en primer orden, es lo que precisamente estamos eligiendo amar. Sí, como una elección y sí también, en presente.
Pero… ¿Qué es verdadera atención?
Es disponer de todos tus sentidos en algo que está fuera de ti. Es escuchar con la única intención de comprender (con el corazón) lo que el otro quiere decirte. Es orientar tu esfuerzo por anular cualquier distracción que perturbe ese momento único con la otra persona, sin importar si se trata de algo trivial o trascendental. La verdadera atención no discrimina de acuerdo a la naturaleza del momento, más sí, de acuerdo a cuán importante sea esa persona para ti.
Y ahora… ¿Qué es verdadero tiempo?
Muchos de nosotros solemos escudarnos en aquella vieja máxima de “calidad antes que cantidad” y con ello pretendemos zafarnos de cualquier responsabilidad referida al tiempo que le dedicamos a una situación u otra. Por supuesto, ante la idea inminente de tener que optar por una de las dos, siempre elegiré calidad de tiempo pero siendo honestos, ¿a quién no le gusta sentir que le dedican, con calidad, el tiempo suficiente? Siento, en lo personal, que eso es el “verdadero tiempo” el que sea realmente suficiente para los involucrados.
Llegado este punto, cabría hacernos la pregunta:
¿En qué disponemos actualmente nuestra atención y tiempo?
Una forma sencilla de responder es revisar cómo trascurre tu día, quién ocupa la mayor cantidad de horas, sobre qué estás apuntando tu genuino interés. Y aquí te pido que pauses… porque muchas veces estamos viendo una película sin realmente verla, estamos comiendo sin realmente saborear, estamos físicamente en una conversación pero totalmente ausentes de ella, y un sin número de ejemplos más que solo podremos identificar si hacemos esa pausa. Donde esté tu pensamiento (independientemente de lo sea que estés realizando, allí tienes la atención y el tiempo… allí está tu corazón).
Volviendo al principio de estas líneas, llegó el momento de conversar sobre: P E R T E N E C E R.
Pertenecer es lo contrario a encajar. Encajar es evaluar y adaptarse. Lo que hoy llaman “ser políticamente correcto”. Encajar implícitamente incluye forzar procesos, mimetizarnos para ser parte de algo o entrar a la vida de alguien con el costo prepagado de abandonar porciones de nosotros mismos por el hecho de que no son aceptadas por ese elemento externo.
Encajar, progresivamente te convierte el alguien muy distinto al que verdaderamente quieres ser porque siempre van a surgir nuevas exigencias, nuevos elementos que debes abandonar de ti, adaptaciones que traen consigo la obligatoriedad de silenciar tu alma convencido de que eso es lo “políticamente correcto” o peor aún, anularte por el simple hecho de evitar fricciones con ese entorno.
Pertenecer en cambio, comienza por pertenecer-TE primero a ti, contar libremente tu historia con las vergüenzas incluidas y las sombras que complementan a cada una de tus luces, pertenecer es caminar tu propia verdad y nunca traicionarte a ti mismo por poner primero a otra persona o situación.
Pertenecer nunca hará que nos convirtamos en quien no somos, por el contrario, nos lleva a amar nuestra propia vulnerabilidad, nos impulsa a acariciar nuestras cicatrices, nos motiva a perdonarnos y a perdonar. Nos hace compasivos con nosotros mismos, ser compasivos con los demás. Nos lleva a un amor más real, donde no necesitamos decir lo correcto, sino lo verdadero. Vivir lo que somos realmente en la más auténtica versión de quien soy.
Pertenecemos a aquello que amamos. Es decir, eres de en quien dispones tu atención y tiempo. Pareja, hijos, trabajo, videojuegos, familia, deporte, comida, dinero…
Cada día somos libres de decidir si el camino que estamos recorriendo es el que queremos continuar o si es momento de virar el timón. Reconocer que amar y pertenecer es intrínseco a nuestra naturaleza humana y, con ello, asumir que pertenecemos a lo que amamos y amamos aquello que sentimos nos pertenece, hace de esta aseveración un pilar que merece ser revisado de tiempo en tiempo con el único propósito de confirmarnos si hay coherencia y sincronía entre ambos elementos. Y si ambos se alinean con la versión de ti mismo que te da bienestar y plenitud.
Todo comienza de dentro hacia fuera, por lo tanto, Amar-NOS y Pertenecer-NOS debe ser siempre nuestra prioridad y la más aguerrida de todas nuestras diarias decisiones. Porque sí, a veces nos toca ser muy valientes para apostar todo por nosotros mismos.
Sigo contigo, gracias por leerme!
Claudia Sophía.-
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