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Por: Jannin Castellano
Una gran pasión es para mi la buena lectura, puedo devorar un libro sin parar y quedar además largo tiempo fascinada en la delicia de analizar la trama y sus personajes. Además leer me permite viajar, sin límite de distancia y costos a los lugares más exóticos y sublimes que pueda soñar, me permite conocer personajes increíbles y adentrarme en cualquier tipo de aventura, sin más riesgo que el del trasnocho en mi butaca.
Recientemente termine de leer “Ciudad de Mujeres”, una novela de Elizabeth Gilbert, autora del bestseller “Come, Reza, Ama”, quien una vez más me cautiva con su escritura. Dos cosas me envolvieron en esta historia, que se desarrolla en New York, una ciudad que me enamoró desde mis sueños antes de visitarlas y hoy se ha convertido en mi predilecta y su personaje central, Vivian, una mujer que amablemente cuenta la historia de su vida, bien entrada ya en sus ochenta, comenzando con sus inquietudes al momento de solo cumplir diecinueve.
Vivian tiene la dicha de vivir plenamente, lleva una vida rica en experiencias que para la época -década de los 40, en el siglo pasado- podían escandalizar a cualquiera y resultar revolucionariamente feminista, sin embargo cuenta su historia desde la honestidad y con absoluto amor por si misma, que definitivamente es la mejor manera de vivir y más aun de contar tu propia historia. Me tomo una frase cautivadora...
“En la vida de una mujer, llega un momento en que se cansa de sentirse culpable todo el rato. Y a partir de ese momento, es libre de convertirse en quien de verdad es.”
Creo que disfruté este fragmento como una lección que tengo pendiente y se que igual puede suceder a muchas, sin importad la edad o las vivencias, Vivian a lo largo de su andar personal descubre que aún bebiéndose la vida entera y saciando la sed de disfrutar la experiencia mientras sucede, hay lecciones por aprender y errores por cometer que dejarán un sabor amargo y le obligaran a reinventarse paso a paso.
Lo que sucede no nos define, ni tampoco el juicio de otros sobre quienes somos, qué sentimos, cómo nos comportamos o de quien nos hacemos acompañar. Las cosas son como son y para Vivian eso no significa “Nada”, es que nada debe significar, en ocasiones damos a los sucesos una interpretación rígidamente lineal que solo nos maltrata y no nos deja ver más allá de nuestro propio sufrimiento. Vivian aborda este aprendizaje de la mano de su verdadero pero imposible amor, un amor que ella no esperaba y llegó, a pesar de haber disfrutado innumerables aventuras amorosas, este gran amor fue verdadero, romántico, profundo y le enseñó a aceptar la vida como es.
Cada personaje entremezclado en la historia es independiente y a su vez deja en Vivian una huella imborrable, no he contar detalles para dejarles solo esta invitación a leerlo y disfrutarlo a su manera, segura estoy de que para cada lector ofrece una experiencia distinta y todos coincidiremos en la simple delicia de disfrutarlo.
Espero que “Ciudad de Mujeres”, al igual que “Come, Reza, Ama”; sea llevado al cine, este último opino es una de las mejores adaptaciones que he disfrutado en la gran pantalla.
Qué lees ahora y que te gusta leer, será seguramente un tema del que seguiremos conversando en este escenario compartido.
Sigo aquí para ti
@jannincv
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