Constanze Manziarly, fue la cocinera vegetariana de Adolf Hitler y formó parte de su personal de confianza, extrañas circunstancias rondaron su muerte, pero su fidelidad al dictador la hizo merecedora de su confianza, además de formar parte de una historia con muchas incógnitas y desastrosos desenlaces, sin embargo su labor quedó grabada como buen dominio de las artes culinarias y muestra de lealtad ofrecida a tan importante personaje.
Esta alemana estaba especializada en alimentación crudista y unas prácticas de la especialización en una clínica privada cerca de Berchtesgaden acabaron llevando a esta aspirante a profesora, al círculo del poder nazi. Comenzó trabajando para el médico de Hitler, quien al ver los problemas digestivos del Führer le recomendó los guisos vegetarianos de Manziarly. A éste le encantaron tanto que la hizo su cocinera personal y ella poco a poco se fue ganando su confianza y la amistad de Eva Braun. Sin embargo, aquel trabajo en la cocina del tirano no era la verdadera vocación de Manziarly. La joven tirolesa en realidad quería trabajar como profesora de ciencias del hogar, pero su lealtad la llevó a quedarse con él, sin imaginar el desenlace que esto iba a tener para su vida.
Durante la guerra Manziarly iba al Berghof a cocinarle guisos al círculo íntimo de Hitler y se quedaba a oír sus discursos. Ella admiraba mucho a Hitler, incluso era parte de una de las damas del Tercer Reich: Eva Braun, Magda Goebbels, Gerda Christan, Traudl Junge, y muchas más.
Alemania empezó a perder la guerra y las situaciones en el círculo íntimo de Hitler se pusieron tensas, muchos empezaron a distanciarse de él, quedando sólo los más leales, entre ellos Constanze Manziarly.
Estando en el búnker, según cuenta sus escritos, el ambiente era sumamente tenso, Hitler y Eva empezaron a prescindir de personal. Un momento especialmente sombrío para el pequeño grupo que convivía en el búnker fue cuando, poco antes de su suicidio, Hitler les enseñó cómo había que morder las cápsulas de cianuro que les habían repartido. Constanze Manziarly se reconoció aterrada por la escena. Hitler le dio a cada una de sus personas de confianza una cápsula de cianuro en caso de que les atrapasen los soviéticos, ya que pensaba que si sucedía les iban a someter a vergüenzas y a cosas peores que la muerte.
El 29 de abril de 1945 fue la boda entre Hitler y Eva Braun, los cuales decidieron suicidarse y después quemar sus cuerpos, tras haber leído una carta en la que se anunciaba que el dictador italiano Benito Mussolini y su novia Clara Petacci fueron atrapados, ametrallados y sus cuerpos fueron sometidos a las más terribles vergüenzas.
Al día siguiente los cuerpos de Hitler y de su esposa fueron quemados. La mayoría de los nazis se suicidaron poco después, algunos escaparon y se entregaron a los estadounidenses, otros escaparon a Sudamérica. Las informaciones sobre la muerte de Manziarly son contradictorias.
Una parte dice que ella fue citada por los miembros de la SS-Brigadeführer Wilhelm Mohnke el 1 de mayo 1945 a las 20.30 para escapar del búnker. La mayoría de la literatura disponible cita que se suicidó con una pastilla de cianuro el día después, mientras que en las memorias de la secretaria Traudl Junge, fue vista por última vez en compañía de dos soldados soviéticos, una vez que lograron salir del bunker, dos días más tarde del suicidio de Hitler, pero fue capturada por soldados soviéticos el 2 de mayo. «Quieren ver mis papeles», le gritó a la secretaria. Luego desapareció en un túnel del metro acompañada por los soldados y no se la volvió a ver más.
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