Por: Jannin Castellano
Estoy segura de que desde mi perspectiva personal, les he compartido antes, cuan difícil siento la experiencia de emigrar dejando atrás tu país natal y tu historia personal, yo salí de Venezuela a mis más de 50 años, por decisión compartida con mi compañera de viaje y de vida, aunque como muchos, impulsadas por una circunstancia socio política indeseada, emigré acompañada de mi hija, para entonces con solo 19 años, un par de maletas, no muy grandes, en las que llevábamos lo que consideramos imprescindible, en el bolso de mano, algunas cosas que sentimentalmente eran valiosas y en el corazón todos nuestros miedos y sueños. Desde el más absoluto agradecimiento hoy miramos atrás y reconocemos que ha sido para bien de ambas, no sin reconocer que sigue siendo difícil.
Sin ánimo de contarles una larga historia personal, simplemente les comparto la delicia que pude apreciar leyendo la novela de María Dueñas, autora de El Tiempo entre Costuras, quien ahora nos regala Las Hijas del Capitán, una historia en la que tres jóvenes veinteañeras emigran obligadas por su padre, el Capitán Emilio Arenas, dejan atrás su España natal en 1936 y llegan a Nueva York, pensando sólo en devolverse a por sus sueños, para darse cuenta que estos viajan contigo cuando te decides a encontrar tu camino y tienes el arrojo de enfrentar tus propios temores.
En esta historia, cargada de dinamismo que te va envolviendo en su trama, es imposible no conmoverse al sentir cómo se fortalece el carácter de Victoria, Mona y Luz Arenas, quienes abatidas, asustadas y acosadas por la necesidad de sobrevivir, a la muerte de su padre se empoderan y crecen mientras esperan la indemnización que les corresponde, decididas a recoger sus cosas y volver a España, despertando en algún momento para verse convertidas en este tipo de mujeres que resisten cuando la realidad las golpea y el viento sopla en contra, así es como aprenden juntas a abrirse paso en una ciudad que de primera vista deslumbra, luego intimida y finalmente enamora.
Historias que se cruzan, personajes que se revelan en sensibilidad, experiencias que todos vivimos, sentimientos que experimentamos de manera diferente aun siendo un mismo sentimiento. Definitivamente disfruté inmenso la delicia de escuchar a través de la lectura silenciosa de la Hijas del Capitán, el sonido del miedo ante la incertidumbre de la emigración que siento tan mio.
Es balsámico sentir que somos muchos, que lo hacemos bien, que podemos conquistar nuestros anhelos y que no estamos solos jamás.
Me sentiré más que feliz, si disfrutas esta novela tanto como yo.
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